Romanos 8:26-27
"Y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, no sabemos qué quiere Dios que oremos. Pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos indecibles. Y el Padre, que conoce todos los corazones, sabe lo que dice el Espíritu, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, conforme a la voluntad de Dios".
Devocional: A veces, no sabemos qué pedir en oración ni cómo expresar los anhelos más profundos de nuestro corazón. Aquí es donde orar en el Espíritu se vuelve invaluable. Romanos 8:26-27 ofrece un profundo consuelo: «Y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, no sabemos qué quiere Dios que oremos. Pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos indecibles». La asombrosa verdad es que el Espíritu Santo, que conoce el corazón mismo de Dios, intercede por nosotros, los creyentes, "en armonía con la voluntad de Dios".
Este tipo de oración no se trata de palabras perfectas ni frases elocuentes; se trata de ceder a la guía del Espíritu Santo y permitirle orar a través de nosotros. Puede manifestarse como susurros suaves, gemidos indecibles o incluso orar en lenguas. El Padre, que conoce todos los corazones, entiende perfectamente el lenguaje del Espíritu. Este es un poderoso recordatorio de que nunca estamos solos en nuestra vida de oración; el Espíritu Santo siempre está listo para ayudarnos. El precio de la oración es el tiempo. ¿Lo pagarás?
Oración: Espíritu Santo, reconozco mi debilidad y mi incapacidad para saber orar siempre. Te invito a que me ayudes en mis oraciones. Intercede por mí con gemidos inexpresables, alineando mi corazón con la perfecta voluntad de Dios. Ayúdame a reservar el tiempo necesario para orar con sinceridad, confiando en que siempre me guías. En el nombre de Jesús, Amén.
1 Timoteo 2:1-2
"Ante todo, te ruego que ores por todos. Pide a Dios que los ayude; intercede por ellos y da gracias por ellos. Ora así por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible, caracterizada por la piedad y la dignidad".
Devocional: La oración no es solo por nosotros mismos, sino también por los demás. Esta es la esencia de la intercesión: la acción de intervenir a favor de otro. 1 Timoteo 2:1-2 nos insta: «Ante todo, ora por todos. Pide a Dios que los ayude; intercede por ellos y da gracias por ellos». Esto se extiende a «los reyes y a todos los que están en autoridad», reconociendo que su liderazgo influye en nuestra capacidad de vivir una vida tranquila y apacible, caracterizada por la piedad y la dignidad.»
La intercesión requiere un corazón compasivo, que ve más allá de nuestras propias necesidades, a las de quienes nos rodean. Es interceder por los demás, llevando sus cargas ante el Señor. Ya sea un amigo necesitado, un familiar con dificultades o líderes que enfrentan decisiones complejas, nuestras oraciones de intercesión pueden marcar una gran diferencia. Este tipo de oración cambia nuestro enfoque de lo interno a lo externo, encarnando el amor y la abnegación de Cristo.
Oración: Padre amoroso, animo a quienes me rodean y a quienes tienen autoridad. Ayúdame a ser un intercesor fiel, intercediendo por los demás. Ablanda mi corazón ante las necesidades del mundo y guíame para orar específica y eficazmente por su ayuda y bienestar. Que mis oraciones contribuyan a la paz y la piedad en nuestras comunidades y nación. En el nombre de Jesús, amén.
Juan 16:23-24: “En ese momento no tendrán que pedirme nada. Les aseguro que pedirán directamente al Padre, y él les concederá su petición porque usan mi nombre. Nunca antes lo han hecho. Pidan usando mi nombre, y recibirán, y tendrán abundante alegría.”
Santiago 4:3: “Y aun cuando piden, no reciben porque sus motivos son erróneos; solo quieren lo que les da placer.”
Devocional: Mientras que la devoción se centra en el carácter de Dios, la petición es donde le presentamos nuestras peticiones. Juan 16:23-24 nos da una seguridad increíble: “En ese momento no tendrán que pedirme nada. Les aseguro que pedirán directamente al Padre, y él les concederá su petición porque usan mi nombre.” Esto significa que podemos pedirle al Padre con confianza lo que deseamos, sabiendo que tenemos la autoridad para usar el nombre de Jesús.
Sin embargo, es crucial comprender el corazón detrás de nuestras peticiones. Santiago 4:3 nos advierte: «Y aun cuando piden, no reciben, porque sus intenciones son todas equivocadas; solo desean lo que les da placer». Nuestras oraciones deben estar alineadas con la voluntad y el propósito de Dios, no solo con nuestros deseos egoístas. Cuando pedimos conforme a su Palabra y su propósito, podemos esperar «recibir y... tener abundante gozo». No se trata de manipular a Dios, sino de colaborar con él en sus planes para nuestras vidas y el mundo.
Oración: Padre, gracias por el privilegio de presentarte mis peticiones en el nombre de Jesús. Ayúdame a examinar mi corazón y a asegurarme de que mis motivos sean puros. Guíame por tu Espíritu Santo para orar conforme a tu Palabra y tu perfecta voluntad, para que pueda experimentar el abundante gozo de la oración contestada. En el nombre de Jesús, amén.
Salmo 100
"¡Cantad con alegría al Señor, toda la tierra! ¡Adorad al Señor con alegría! Venid ante él cantando con júbilo. ¡Reconoced que el Señor es Dios! Él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, las ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias; entrad por sus atrios con alabanza. Dadle gracias y alabad su nombre. Porque el Señor es bueno. Su amor inagotable es para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones".
Devocional: La oración no siempre se trata de pedir cosas; a menudo, se trata simplemente de entrar en la presencia de Dios y reconocer quién es Él. Esta es la oración de devoción. El Salmo 100 lo ilustra hermosamente, invitándonos a «Entrad por sus puertas con acción de gracias; entrad por sus atrios con alabanza». Esta oración se trata de alabanza, agradecimiento, adoración y descanso en su presencia. Piensa en Pablo y Silas en Hechos 16:25-26. Incluso encarcelados y encadenados, eligieron la devoción. Oraban y cantaban himnos a Dios, y el resultado fue milagroso. Un terremoto sacudió la prisión, las puertas se abrieron de golpe y las cadenas se desprendieron. Su enfoque no estaba en sus circunstancias, sino en el Señor. Cuando buscamos su rostro, no solo su mano (lo que Él nos puede dar), descubrimos una mayor intimidad y poder en nuestra vida de oración. Cultivemos un cántico nuevo en nuestros corazones, reconociendo a Dios como el Santo de los Santísimos, el Poderoso de los Poderosos y el Digno de los Dignos.
Oración: Señor, eres santo, poderoso y digno de toda alabanza. Gracias por la oportunidad de simplemente estar en tu presencia. Ayúdame a entrar por tus puertas con acción de gracias y por tus atrios con alabanza, concentrándome en ti y en quién eres, en lugar de solo en mis necesidades. Que mi corazón siempre busque tu rostro. En el nombre de Jesús, amén.
Hebreos 10:19-23
“Así pues, amados hermanos y hermanas, podemos entrar con valentía al Lugar Santísimo del cielo gracias a la sangre de Jesús. Con su muerte, Jesús abrió un nuevo camino vivificante a través del velo hacia el Lugar Santísimo. Y puesto que tenemos un gran Sumo Sacerdote que gobierna la casa de Dios, entremos directamente a la presencia de Dios con un corazón sincero, confiando plenamente en él. Porque nuestras conciencias culpables han sido rociadas con la sangre de Cristo para purificarnos, y nuestros cuerpos han sido lavados con agua pura. Aferrémonos firmemente, sin vacilar, a la esperanza que afirmamos, porque podemos confiar en que Dios cumplirá su promesa.”
Devocional: Imagina recibir una invitación exclusiva al lugar más importante del mundo, un lugar donde puedes hablar libremente con el ser más poderoso y amoroso que existe. Eso es precisamente la oración: aprovechar tu acceso directo a Dios. Antes de Jesús, solo el Sumo Sacerdote podía entrar al Lugar Santísimo, y solo una vez al año. Pero mediante su muerte, Jesús rasgó el velo, abriendo un camino nuevo y vivo para que entremos con valentía en la presencia de Dios.
Hebreos 10:19-23 enfatiza que este acceso es posible gracias a la sangre de Jesús. Su sacrificio limpió nuestras conciencias y nos hizo puros, dándonos la confianza para acercarnos a Dios con un corazón sincero, confiando plenamente en él. Esto no es solo un privilegio; es una profunda verdad de nuestra fe. Juan 14:6 nos recuerda que Jesús es «el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí». Su pacto de sangre nos proporciona el acceso definitivo. ¡Qué regalo tan increíble!
Oración: Padre Celestial, gracias por el increíble don de la oración y por el acceso que tengo a ti mediante la sangre de Jesús. Gracias por abrir el camino a tu presencia. Ayúdame a acercarme a ti con valentía y sinceridad cada día, sin dar por sentado nunca este precioso regalo. En el nombre de Jesús, amén.
Habacuc 2:3 — “Porque la visión aún tiene un tiempo determinado; pero al final hablará, y no mentirá. Aunque tarde, espérala; porque sin duda vendrá, no tardará.”
Devocional: La verdad inquebrantable de Habacuc 2:3 es que si Dios la reveló, ¡lo hará! No importa cuán cansado o derrotado te sientas, o cuán lentas parezcan las cosas, lo que estás experimentando hoy no es estancamiento; es parte del proceso de refinamiento. Estás siendo moldeado y preparado para el hombre o la mujer de Dios en quien te estás convirtiendo. No te rindas simplemente porque el proceso parezca largo o difícil. La visión tiene un tiempo determinado, y cuando ese momento llegue, hablará con certeza y veracidad. Caminas hacia un destino donde no solo verás la visión hacerse realidad, sino que también reconocerás la persona transformada que Dios te ha creado para ser. Sigue caminando en la dirección de la visión, confiando en su tiempo perfecto y en su obra perfecta en ti.
Oración: Dios Todopoderoso, te agradezco la certeza de tus promesas. Fortaléceme para perseverar en el proceso de refinamiento, sabiendo que cada desafío me moldea para la visión que me has dado. Ayúdame a seguir adelante, con la plena confianza de que tu visión se cumplirá en tu tiempo perfecto. En el nombre de Jesús, amén.
Escritura: Habacuc 2:3 — “Aunque tarde, espéralo; porque sin duda vendrá, no tardará.” (Énfasis del versículo 3)
Devocional: Dos desafíos más importantes para tu visión son tus recursos actuales y tu yo actual. Es una trampa común creer que necesitas "más" para empezar a perseguir la visión de Dios: más dinero, más habilidades, más contactos. Pero la visión de Dios siempre atraerá su provisión. Él no espera que tengas todo lo que necesitas ahora; simplemente te pide que seas fiel con lo que tienes.
Y luego está tu "yo actual". La persona que Dios revela en su visión para tu futuro siempre será más refinada, más capaz y más grande que quien eres hoy. La visión a menudo va más allá de tus talentos, fortalezas o habilidades actuales. Piensa en Abraham, cuyo nombre cambió de Abram (padre exaltado) a Abraham (padre de muchas naciones) después de abrazar la visión. O Jacob, cuyo nombre cambió de "engañador" a "Príncipe de Dios" al cumplir su destino. No dejes que tu identidad actual decida que tu futuro se descarrile. Tu camino hacia la visión te transformará.
Oración: Dios, ayúdame a no limitarme por mis recursos actuales ni por mi yo actual. Confío en que tu visión atraerá tu provisión. Refíname y transfórmame en la persona que me has llamado a ser mientras sigo tu plan. Dame la valentía para dar un paso de fe, incluso cuando no me sienta plenamente capacitado. En el nombre de Jesús, amén.
Habacuc 2:3a — “Porque la visión aún tiene un tiempo determinado; pero al final hablará, y no mentirá. Aunque tarde, espérala; porque sin duda vendrá, no tardará.”
Devocional: Uno de los mayores desafíos para tener una visión es tu situación actual. Cuando lo que ves a tu alrededor no concuerda con lo que Dios ha dicho, puede ser increíblemente desalentador. Quizás estés luchando con dificultades financieras, problemas de pareja o problemas de salud que parecen contradecir la vida abundante que Dios prometió. Pero recuerda, tu ubicación actual no es tu destino final. Habacuc nos recuerda que la visión es para un "tiempo determinado" y "sin duda vendrá". Tus circunstancias actuales no cambian quién es Dios ni lo que Él ha declarado. Deja que la visión hable más fuerte que lo que estás viviendo actualmente. No dejes que lo que ves hoy te disuada de lo que Dios ya ha revelado sobre el mañana. Vive por fe, sabiendo que sus promesas son verdaderas, incluso cuando el camino parezca incierto.
Oración: Padre, confieso que mi situación actual a menudo intenta eclipsar tu visión para mi vida. Fortalece mi fe para creer que tu tiempo señalado llegará, incluso cuando las cosas se vean sombrías. Ayúdame a dejar que tus promesas hablen más fuerte que mis circunstancias y a confiar en que todo obra para mi bien. En el nombre de Jesús, amén.
Escritura: Habacuc 2:2 — “Entonces el Señor me respondió y dijo: “Escribe la visión y declárala en tablas, para que corra quien la lea.”
Devocional: Después de que Habacuc se posicionara, Dios le dio una instrucción clara: “Escribe la visión y declárala.” ¿Por qué es tan importante escribirla? Porque una visión escrita se convierte en un ancla tangible para tu fe. No basta con simplemente escuchar la palabra de Dios; debemos interiorizarla y hacerla concreta. Escribirla nos ayuda a aclarar lo que Dios ha revelado, facilitando su repaso y memorización. Cuando surjan los desafíos, y lo harán, tu visión escrita sirve como un poderoso recordatorio de la promesa de Dios. Debe ser tan clara que cualquiera que la lea pueda comprenderla y seguirla, es decir, pueda comprender y alinearse con la dirección que Dios te está guiando. Tómate un tiempo hoy para expresar lo que Dios te ha dicho.
Oración: Señor, gracias por la visión que Lugar en nuestros corazones. Dame claridad para escribir lo que has revelado, haciéndolo claro y fácil de entender. Ayúdame a aferrarme a esta visión escrita, dejando que guíe mis pasos y me recuerde tu fidelidad. En el nombre de Jesús, amén.
Escritura: Habacuc 2:1 (RVR1960) — “Estaré alerta, sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que me dirá, y qué responderé cuando sea corregido.”
Devocional: Imagínate en una torre alta, observando y escuchando con atención un mensaje crucial. Esta es la postura que adoptó Habacuc: se posicionó no solo para escuchar a Dios, sino para ver lo que Él declararía. La visión no es solo un sueño esperanzador; es la capacidad de visualizar mentalmente lo que Dios ha dicho sobre tu vida, incluso antes de que suceda. Se trata de enfocarte en lo que Dios revela, no solo en escucharlo. ¿Te estás preparando activamente para ver lo que Dios quiere mostrarte? ¿Estás haciendo espacio en tu vida, tus pensamientos y tu tiempo para percibir sus declaraciones para tu futuro? Es fácil distraerse con el ruido del mundo, pero la verdadera visión requiere intencionalidad. Comprometámonos a permanecer vigilantes hoy, listos para ver y recibir de Él.
Oración: Padre Celestial, te pido que tengas ojos para ver lo que declaras sobre mí. Ayúdame a estar preparado para escuchar y percibir tu visión para mi vida. Elimina cualquier distracción que impida mi enfoque y abre mi entendimiento espiritual para comprender lo que quieres que vea. En el nombre de Jesús, amén.
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Un estilo de vida de llenura
Isaías 11:2: "Y reposará sobre él el Espíritu del Señor: Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de poder, Espíritu de conocimiento y de temor del Señor".
Juan 14:26: "Pero cuando el Padre envíe al Consolador como mi representante, es decir, al Espíritu Santo, él les enseñará todo y les recordará todo lo que les he dicho".
Juan 16:13: "Cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad. No hablará por su propia cuenta, sino que les comunicará lo que ha oído. Les hará saber el futuro".
Romanos 8:26: "Y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad". Por ejemplo, no sabemos qué quiere Dios que oremos. Pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos indescriptibles."
Salmos 37:23: "El Señor dirige los pasos de los justos; se deleita en cada detalle de su vida".
Devocional: Ser lleno del Espíritu Santo no es solo un momento; es un estilo de vida. Es una invitación continua a caminar en la plenitud de la presencia y el poder de Dios. Entonces, ¿cómo nos mantenemos llenos?
Primero, a través de la Palabra. El Espíritu Santo enciende la Palabra en tu espíritu, confirmando su verdad y dándole vida. Segundo, a través del silencio y la quietud. Apartarse, eliminar las distracciones y aquietar el alma y la mente crea una atmósfera donde puedes escucharlo. Tercero, a través de la obediencia. Obedecer al Espíritu Santo brinda dirección, sabiduría y claridad, permitiéndote caminar en el Espíritu. La desobediencia, por el contrario, dificulta escucharlo. Como dice el Salmo 37:23: «El Señor dirige los pasos de los justos. Se deleita en cada detalle de su vida».
El Espíritu Santo es multifacético y nos da sabiduría, entendimiento, consejo, poder, conocimiento y temor del Señor (Isaías 11:2). Es nuestro Abogado, Maestro y nos recuerda todo lo que Jesús dijo (Juan 14:26). Es nuestro Ayudador e Intercesor (Romanos 8:26), el Espíritu de Verdad (Juan 16:13), y da testimonio de Jesús (Juan 15:26). Convence al mundo de pecado, justicia y juicio (Juan 16:8), y nos capacita para ser testigos (Hechos 1:8). ¡Todo esto está a tu disposición!
Oración: Padre Celestial, deseamos vivir un estilo de vida lleno de tu Espíritu Santo. Ayúdanos a permanecer en tu Palabra, a cultivar momentos de silencio y quietud contigo, y a vivir en obediencia inquebrantable a tu voz. Gracias por todo lo que el Espíritu Santo está en nuestras vidas: nuestra sabiduría, nuestro defensor, nuestro maestro y nuestro ayudador. Equípanos, Señor, para la victoria y para vivir tu perfecta voluntad para nuestras vidas. En el nombre de Jesús, amén.
Fortalecidos para ser testigos.
Hechos de los Apóstoles 1:8: "Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros. Y seréis mis testigos, hablando de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los confines de la tierra".
1 Corintios 14:2, 4, 14: "Porque si tienen la capacidad de hablar en lenguas, solo hablarán con Dios, ya que la gente no podrá entenderlos. Hablarán por el poder del Espíritu, pero todo será misterioso. Una persona que habla en lenguas se fortalece personalmente, pero quien pronuncia una palabra profética fortalece a toda la iglesia. Porque si oro en lenguas, mi espíritu está orando, pero no entiendo lo que digo".
Romanos 8:26: "Y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, no sabemos qué quiere Dios que oremos. Pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos indecibles".
Judas 1:20: "Pero ustedes, queridos amigos, deben edificarse unos a otros en su santísima fe, orando en el poder del Espíritu Santo".
Hechos de los Apóstoles 4:29-31: "Y Ahora, oh Señor, escucha sus amenazas y danos a nosotros, tus siervos, gran valentía para predicar tu palabra. Extiende tu mano con poder sanador; que se hagan señales y prodigios milagrosos mediante el nombre de tu santo siervo Jesús. Después de esta oración, el lugar de reunión se estremeció y todos fueron llenos del Espíritu Santo. Entonces predicaron la palabra de Dios con valentía."
Devocional: Cuando eres bautizado en el Espíritu Santo, sucede algo asombroso: te conviertes en testigo. Simplemente no puedes callar acerca de tu Salvador; te conviertes en un testimonio vivo de la bondad de Dios. Este empoderamiento no es solo para evangelizar; es para hacer la voluntad de Dios en cada área de tu vida. El pecado ya no tiene control sobre ti; deseas vivir para Él, apartado. El viejo corazón duro y pecaminoso muere, y Él pone un corazón según Él.
Una evidencia significativa del bautismo del Espíritu Santo es hablar en lenguas. Este es un lenguaje del Espíritu, un lenguaje de oración donde el Espíritu Santo en tu espíritu habla a través de ti (1 Corintios 14:2, 4, 14; Romanos 8:26; Judas 1:20). A través de esto, puedes animarte a través del Espíritu Santo. Además, obtienes valentía para predicar el evangelio. Recuerda a la iglesia primitiva en Hechos 4:29-31, quienes, después de orar pidiendo valentía, fueron llenos del Espíritu Santo y predicaron la palabra de Dios con poder. Todo lo que el Espíritu Santo es está a tu disposición. Él te capacita para la victoria y para vivir la voluntad de Dios para tu vida.
Oración: Padre, te damos gracias por capacitarnos para ser tus testigos a través del Espíritu Santo. Oramos por mayor valentía para compartir las buenas nuevas de Jesús. Pedimos el don de hablar en lenguas, para que podamos edificarnos y orar conforme a tu perfecta voluntad. Ayúdanos a vivir apartados para ti, demostrando tu bondad en cada área de nuestra vida. En el nombre de Jesús, amén.
Un Corazón Rendido y Hambriento
Lucas 11:13: "Si ustedes, pecadores, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?".
Hechos de los Apóstoles 2:38: "Pedro respondió: "Arrepiéntanse de sus pecados y conviértanse a Dios, y bautícense en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo".
Devocional: El bautismo en el Espíritu Santo está disponible para todo creyente, pero no es una invitación casual. Es para quienes tienen un corazón rendido y hambriento; un corazón que desea dejar todo lo demás de lado para buscarlo a Él. No se trata de ser perfecto, sino de tener el deseo de no distraerse, sino de entregarse. Piensa en la iglesia primitiva. Pedro, quien había negado a Jesús apenas unas semanas antes, estaba tan lleno del Espíritu Santo que predicó y ¡3000 personas fueron salvadas! Esta transformación no se debió a su propia fuerza, sino al poder del Espíritu Santo sobre él. Si te sientes estancado, derrotado o como si simplemente existieras, necesitas el poder del Espíritu Santo sobre ti. Esto no es algo que ocurre una sola vez; es un estilo de vida de saciedad.
Así como un padre terrenal amoroso da buenos regalos a sus hijos, nuestro Padre Celestial se deleita en dar el Espíritu Santo a quienes se lo piden (Lucas 11:13). La invitación es clara: arrepiéntete de tus pecados, vuélvete a Dios y bautízate en el nombre de Jesús para el perdón de tus pecados, y recibirás el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38). ¿Tienes suficiente hambre para recibirlo?
Oración: Señor Jesús, confesamos nuestro hambre de más de Ti. Deseamos un corazón rendido, uno que no se distraiga fácilmente, sino que esté completamente enfocado en buscarte. Pedimos el Espíritu Santo, tal como lo prometiste. Llénanos hasta rebosar, para que ya no vivamos en el estancamiento ni la derrota, sino en la abundancia de tu poder. En el nombre de Jesús, amén.
Más que un Sentimiento: Encuentro con el Espíritu Santo
Escrituras:
1 Corintios 6:19: “¿No saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? No se pertenecen a sí mismos”.
Gálatas 5:22-23: “Pero el Espíritu Santo produce este tipo de fruto en nuestras vidas: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio. ¡No hay ley contra estas cosas!”.
2 Corintios 3:17: “Esto significa que cualquiera que pertenece a Cristo se ha convertido en una nueva persona. ¡La vieja vida ha pasado; una nueva vida ha comenzado!”.
Romanos 15:13: "Oro para que Dios, fuente de esperanza, los llene de gozo y paz por su confianza en él. Entonces rebosarán de esperanza segura por el poder del Espíritu Santo".
Devocional: A menudo, erróneamente percibimos al Espíritu Santo como una fuerza abstracta o una sensación fugaz, quizás incluso asociándolo únicamente con símbolos como una paloma, el viento o el fuego. Sin embargo, el Espíritu Santo es una persona distinta dentro de la Deidad. No es simplemente una fuente de energía; Él es el poder. Él es quien nos fortalece, nos guía y mora en nosotros.
Como creyentes, somos su templo (1 Corintios 6:19). Esto significa que el mismo Espíritu de Dios reside en nosotros. Cuando nos sometemos a Él, Él produce en nosotros el hermoso fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio (Gálatas 5:22-23). Donde está su Espíritu, hay libertad (2 Corintios 3:17). Él es quien da esperanza (Romanos 15:13) y a través de quien el amor de Dios se derrama en nuestros corazones (Romanos 5:5). Él nos revela el corazón y la voluntad del Padre (1 Corintios 2:11-12). Negar la necesidad del Espíritu Santo en nuestras vidas es perder la plenitud de lo que Dios desea para nosotros.
Oración: Padre, te damos gracias por el Espíritu Santo, una persona viva que desea morar en nosotros. Perdónanos por cualquier momento en que lo hayamos limitado o tratado como inferior a ti. Abrimos nuestros corazones para recibir más de tu Espíritu. Ayúdanos a ceder a su guía, para que tu fruto sea evidente en nuestras vidas y tu libertad fluya a través de nosotros. En el nombre de Jesús, amén.
El Cielo toca la Tierra
Escrituras:
Hechos de los Apóstoles 1:3-5,8:
'Durante los cuarenta días después de que sufrió y murió, Cristo se apareció varias veces a los apóstoles y les demostró con muchas pruebas convincentes que él realmente estaba vivo. Y les habló del reino de Dios. Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: «No se vayan de Jerusalén hasta que el Padre les envíe el regalo que les prometió, tal como les dije antes. Juan bautizaba con agua, pero en unos cuantos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo». pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra. '
Hechos de los Apóstoles 2:1-4
'El día de Pentecostés, todos los creyentes estaban reunidos en un mismo lugar. De repente, se oyó un ruido desde el cielo parecido al estruendo de un viento fuerte e impetuoso que llenó la casa donde estaban sentados. Luego, algo parecido a unas llamas o lenguas de fuego aparecieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Y todos los presentes fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otros idiomas, conforme el Espíritu Santo les daba esa capacidad. '
Devocional:
Pentecostés, que significa "50", conmemora 50 días después de la resurrección de Jesús. Fue en este día significativo que se desarrolló un acontecimiento crucial para los primeros creyentes. Reunidos en un aposento alto, 120 discípulos esperaban el don prometido del Padre. De repente, un sonido como el de un viento recio y fuerte llenó la casa, y lenguas de fuego aparecieron sobre sus cabezas. Esto no fue un simple evento simbólico; fue una impartición divina. El Cielo verdaderamente tocó la tierra cuando fueron investidos de poder, llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otros idiomas.
Esta experiencia no fue solo para unos pocos; fue el derramamiento del Espíritu Santo, una persona de la Deidad, no una cosa. El Espíritu Santo es el don prometido del Padre, y Él nos capacita para ser testigos. Si la iglesia primitiva, que apenas había caminado con Jesús, lo necesitaba, ¿cuánto más necesitamos hoy el Espíritu de Verdad, sabiduría y amor? El mismo poder que transformó a Pedro, permitiéndole predicar con valentía tras negar a Jesús, está a nuestra disposición. Ciudades y regiones cambiaron, y la Iglesia nació gracias a este poder divino.
Oración:
Padre Celestial, te damos gracias por la promesa del Espíritu Santo. Anhelamos un nuevo derramamiento de tu Espíritu en nuestras vidas, así como lo derramaste en el día de Pentecostés. Llénanos, Señor, de tu poder, para que seamos testigos valientes de ti. Abre nuestros corazones para recibir todo lo que tienes para nosotros. En el nombre de Jesús, amén.
"Y sobre todo, tengan un amor ferviente los unos con los otros, porque el amor cubrirá multitud de pecados". Hospitalícense unos a otros sin murmuraciones. Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios."
Devocional: Si bien el Espíritu Santo es nuestro Ayudador supremo, también obra a través de sus "ayudantes": la comunidad de creyentes. Dios no quiere que andemos solos. El Espíritu Santo coloca estratégicamente a amigos, familiares, hermanos y hermanas en el cuerpo que nos rodea. Estas son las personas a las que estamos llamados a amar, cuidar, ayudar y animar mientras servimos juntos al Señor. Cuando ministramos nuestros dones unos a otros, somos "buenos administradores de la multiforme gracia de Dios". Hoy, piensa en las personas que Dios ha puesto en tu vida dentro de la iglesia o tu comunidad espiritual. ¿Cómo puedes demostrar activamente amor ferviente, hospitalidad o usar tus dones para apoyar y animar a alguien esta semana?
Oración: Señor, gracias por colocarme en una comunidad de creyentes. Ayúdame a mostrar amor ferviente a mis hermanos y hermanas en Cristo. Guíame para usar mis dones para ministrar a los demás, ofreciendo ayuda, cuidado y ánimo. Que todos te sirvamos juntos, siendo buenos administradores de tu abundante gracia. En el nombre de Jesús, amén.
"Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para el provecho de todos: porque a uno le es dada palabra de sabiduría por el Espíritu; a otro, palabra de conocimiento por el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu; a otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere."
Devocional: ¡El Espíritu Santo es increíblemente creativo y generoso! Él distribuye diversos dones espirituales a los creyentes, no para nuestro propio beneficio, sino para el beneficio de todos. Estos nueve dones —sabiduría, conocimiento, fe, sanidad, milagros, profecía, discernimiento de espíritus, diferentes tipos de lenguas e interpretación de lenguas— son manifestaciones del Espíritu en acción. Cada uno está diseñado para edificar el cuerpo de Cristo e impactar el mundo que nos rodea. ¡El Espíritu te ha dado un don! Hoy, considera qué dones espirituales crees que te ha dado el Espíritu Santo. ¿Cómo puedes usarlos para bendecir y beneficiar a otros en tu ámbito de influencia?
Oración: Espíritu Santo, gracias por distribuir dones espirituales para el beneficio de todos. Ayúdame a reconocer los dones que me has dado y a administrarlos bien. Muéstrame cómo usar estos dones para servir a los demás y edificar el cuerpo de Cristo, glorificando tu nombre. En el nombre de Jesús, amén.
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley. Y los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu."
Devocional: Imagina un árbol sano que da frutos deliciosos constantemente. De la misma manera, al andar en el Espíritu, produciremos naturalmente el fruto del Espíritu. Estas no son solo buenas cualidades; son características divinas que florecen en nosotros cuando nos sometemos a la guía del Espíritu Santo. El amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio propio no son cosas que inventamos por nuestra cuenta. Son la hermosa manifestación de la obra del Espíritu en nuestras vidas. Estos frutos son de temporada, y aparecen y maduran según necesitamos el poder del Espíritu para vivirlos. ¿Cuál de estos frutos sientes que el Espíritu Santo cultiva en ti ahora mismo? ¿Cuál podrías necesitar entregarle más intencionalmente?
Oración: Padre, gracias por el Espíritu Santo que produce un fruto hermoso en mi vida. Oro para que tu Espíritu cultive más amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio en mí. Ayúdame a crucificar mi carne y a vivir verdaderamente en tu Espíritu cada día. En el nombre de Jesús, amén.
Hechos 1:5,8: "Porque Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días». Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra."
Marcos 16:15-18: "Y les dijo: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado. Y estas señales seguirán a los que crean: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes; y si beben algo mortífero, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos, y sanarán".
Devocional: A menudo deseamos marcar la diferencia en el mundo, pero nos sentimos incapaces. La buena noticia es que no estamos destinados a hacerlo con nuestras propias fuerzas. El Espíritu Santo viene sobre ti para darte poder. Este poder no es para nuestra propia gloria, sino para que podamos ser testigos eficaces de Jesucristo. Este empoderamiento va más allá de simplemente hablar; incluye el poder de predicar, sanar, expulsar demonios, comunicarse de nuevas maneras e incluso recibir protección divina. Hoy, piensa en las áreas en las que sientes un llamado, pero te falta confianza. Recuerda que el Espíritu Santo te equipa con todo lo necesario para cumplir los propósitos de Dios. ¿A qué testimonio podrías estar llamando Dios a participar, fortalecido por su Espíritu?
Oración: Señor, gracias por el Espíritu Santo que me fortalece para tus propósitos. Oro por un nuevo derramamiento de tu poder en mi vida para que pueda ser un testigo más eficaz para ti. Ayúdame a dar un paso de fe, confiando en la autoridad espiritual que me has dado para predicar, sanar y vencer. En el nombre de Jesús, amén.
"Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros."
Devocional: Imagina tener un compañero constante, alguien que te comprende completamente, te ofrece una guía inquebrantable y está siempre presente. Esa es la hermosa verdad del Espíritu Santo. Jesús nos promete "otro Consolador": el Espíritu de Verdad. Esta no es una visita temporal; Él mora contigo y estará en ti para siempre. Es un regalo personal, íntimamente conectado a nuestras vidas, que nos permite conocerlo verdaderamente en una relación. Este Espíritu que mora en nosotros es vivificante y nos transforma por dentro y por fuera. Hoy, reflexiona sobre el increíble regalo de la presencia permanente del Espíritu Santo. ¿Cómo cambia tu perspectiva ante los desafíos o las decisiones saber que Él siempre está contigo?
Oración: Padre Celestial, gracias por el increíble don del Espíritu Santo, mi constante Ayudador. Gracias porque Él mora en mí y estará conmigo para siempre. Ayúdame a conocerlo más íntimamente cada día y a vivir en su presencia vivificante. En el nombre de Jesús. Amén.